jueves, octubre 13, 2005

El mayor país del mundo

Acabo de ver el telediario, en el que se ha dado una noticia sobre ataque de los terroristas chechenos a una de las muchas repúblicas rusas del cáucaso, cercanas a Chechenia, y me ha llamado la atención el hecho de que Putin haya hecho público que ha dado orden de matar a todos los terroristas. Sin embargo, no me ha sorprendido. ¿Por qué no? Porque en Rusia, cada vez más, se repite la historia de que quién gobierna es una oligarquía que explota los muchos y variados recursos de ese vasto y rico país, a costa de la inmensa mayoría. Igual que en la época zarista, e igual que hizo la Nomeklatura del partido comunista de la URSS. Una oligarquía cuyos miembros carecen de todo tipo de valores, más allá de la ambición y otros "valores" puramente egoísta, y ello conduce a lo que ya dije que no me impresionaba.

Hoy día, Rusia es el país que más multimillonarios tiene, sólo precedida por los EE.UU. El 7% de la población de Moscú se puede calificar de muy rica. Por contraste, fuera de las grandes ciudades (y aún en la mayoría de ellas, porque Moscú ha llegado a concentrar hasta el 50% de la inversión extranjera, y un gran porcentaje de la inversión estatal, por supuesto), la mayoría de la gente vive en condiciones que no se pueden calificar sinó de pobreza. Hará ahora cosa de dos años, muchas más gente se sumió en la pobreza, cuando Putin decidió que todos esos ancianos que disfrutaban de las ventajas de sus pensiones con privilegios de la época comunista, como calefacción, agua o gas pagados, recibirían la cantidad que el Estado consideraba que debían recibir en compensación, que por lo general era sobre un tercio de lo que realmente costaba. Sólo respetó a los héroes de guerra, y condecorados por acciones militares, no vaya a ser que el ejército se quejase.

Porque el ejército en Rusia cada vez es más importante. La oligarquía que las privatizaciones apresuradas de Boris Yeltsin creó lo necesita para mantener "su" seguridad ante la amenaza de los terroristas islámicos, y cualquier otra amenaza a la integridad de la madre Rusia. Amenaza, por cierto, que muchos creen que fue utilizada para que la gente apoyase a Putin, cuando varios bloques de viviendas fueron volados y se instauró una psicosis colectiva en Rusia. La única pega es que después aparecieron muchos indicios y pruebas solidas (como el tipo de explosivos usados) que relacionaban directamente los atentados con los servicios secretos rusos, y descartaban de pleno cualquier vinculación de los terroristas de Chechenia.

Pero los rusos no se enteraron, porque la pluridad informativa en Rusia hace ya tiempo que es pura ilusión en lo referente a la televisión, y muy poca en el resto de medios. Aparte de que ya no hay nadie que se quira buscar problemas con un estado cada vez más policial, que olvida los más elementales principios de la democracia. Aunque hay quién trabaja por ello.

A pesar de las miles (y no exagero) de mafias que hay en Rusia y que tanto extorsionan, la justicia a veces sí intenta llegar a donde tiene que llegar. Ha habido quién ha investigado las irregularidades en las privatizaciones de empresas, las denuncias contra las fuerzas del orden público por brutalidad y torturas, o los abusos de muchos gobernadores (el presidente de la FIDE, la mayor organización mundial de ajedrez, es [o era, ahora no estoy seguro] el gobernador de una república no muy lejana a Astracan, desértica, pobre y atrasada, con pocoas recursos, que sin embargo no tuvo reparos en malgastarlos en una fastuosa Ciudad del Ajedrez, cuyos réditos se quedó para sí). Pero en Rusia eso no supone mucho problema, si hay dinero: las opciones van desde contratar a mafias para que lo coaccione o liquide, a una mucho más segura, comprar el escaño de un partido en un parlamento regional o incluso en la Duma, el parlamento nacional, lo que les asegura inmunidad jurídica. Y sí, los partidos consienten e incluso subastan los escaños.

Y la gente, ¿qué pasa con ellos? Rusia es un país en descomposición social, con una terrible crisis de valores, donde la población en vez de crecer, desciende. Creo bastante significativo el hecho de que una de las principales causas de muerte en Rusia es el congelamiento por culpa del vodka u otras bebidas alcohólicas, cuando después de una borrachera el sujeto queda inconsciente en cualquier parte o dando tumbo cae a un lago congelado. En Rusia, no es nada extraño que los padres abandonen a su suerte a los hijos, por considerarlos unos desagradecidos o la excusa que se les ocurra en el momento. La Iglesia Ortodoxa crece, pero poco, y su mortecina llama no trae luz a la creciente oscuridad. Por otro lado, los rusos mantienen en su subconsciente el miedo al Estado, heredado ya no del régimen comunista, sinó de la época zarista.

Y este es el país que, sobre las ruinas del principal heredero de la URSS, pretende recuperar la influencia que esta tuvo en Asia Central y sobre Europa del Este, que quiere medirse de igual a igual con la OTAN, que se acerca al aberrante régimen chino para venderle sus productos y ayudar así a que crezcan y que las tensiones internas que tarde o temprano sacudiran ese gigante que el Partido Comunista Chino ata contra su voluntad no se desaten todavía, que no tiene reparos en acercarse al presidente de Uzbekistán, ahora que ha sido aislado por EE.UU y la UE después de la matanza de varios cientos de personas (escudándose en la desmentida excusa de que eran terroristas) que sólo querían algo de libertad y respeto en su propio país.

Ojalá que el invierno que tan duramente asola esa tierra abandonde pronto el corazón de sus habitantes. Pero cada vez parece más difícil.

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